Parafraseando la consabida sentencia “el arquero histórico no sólo tiene que serlo, sino también parecerlo”. Por eso, desde los integrantes del gremio Lino y Lana de la Compañía del Dragón, nos planteamos la posibilidad de hacer un primer taller de introducción a la confección de prendas históricas. La idea del taller es ofrecer un espacio en el que ayudar a completar la dimensión histórica de la arquería sumando, a la propia práctica, el descubrimiento y estudio de patrones y técnicas de costura para elaborar vestimentas acordes al periodo del arco de cada uno.
Con los nervios propios de la primera vez comenzamos el curso. Había que centrar mucho el contenido y se decidió focalizarlo en vestimenta medieval de la península ibérica entre los siglos V a XV. Y sí, ya sé que en ese periodo hay multitud de grupos étnicos y locales que tienen particularidades y… Pero recordemos que la idea es introducir a los principios del corte y confección de prendas y, de paso, buscar una imagen más o menos uniforme y básica a la hora de asistir ataviados a eventos de corte medieval.
Esto nos llevó buena parte de la mañana: dividimos el extenso periodo entre Alta y mitad de Plena Edad Media (s. V - s. XI aprox.) y de la segunda mitad de la Plena Edad Media a la Baja Edad Media (s. XI a s. XV); subdividir entre población general y población adinerada y, nuevamente, subdividir cada una entre vestimenta femenina y masculina. De alguna forma había que hacerlo y así se planteó.
En cada bloque se habló de materiales para las prendas y colores apropiados, detalles y adornos que podríamos encontrar y principales diferencias destacadas entre unos periodos y otros. Los ejemplos de vestimenta de carácter generalista, simplemente se mostraron a modo de inspiración o para aportar ideas.
Y tras la teoría, ¡manos a la obra! Lo creáis o no, esta fue la parte más difícil. ¿Cómo conjugamos lo que hemos visto con lo que cada uno necesita? Afortunadamente, todos los asistentes aportaron sus ideas y colaboraron entre todos para aterrizar lo que cada uno necesitaba: una túnica, un vestido, un balandre y unos pantalones tipo Thorsberg fueron las prendas elegidas. Lo primero: los patrones.
Tomar medidas, papel, lápiz y regla. El proceso de hacer el patrón fue muy interesante: A la teoría vista se le aplicó la concreción de las medidas de cada uno y el mero hecho de tener que plasmar y ajustar en papel lo medido supone un proceso minucioso y detallista.
Hubo quien se limitó al patronaje, pero también hubo valientes que, además, se lanzaron a pasar a tela los patrones: el primer paso en la confección. Ojo a cómo los pasas, mira que la tela acompañe al movimiento, que no es lo mismo así que así… Por suerte para todos nosotros, la Gran Maestra Marisol Jiménez estuvo aportando su sabiduría y buen hacer al taller lo que, sin ningún lugar a dudas, contribuyó al éxito del mismo.
Pon agujas, pasa un pespunte, el hilo flojo que marque las partes iguales, el derecho y el revés…
Preguntas y respuestas fueron yendo y viniendo y, finalmente, llegamos al momento decisivo: el corte. “Mide dos veces, corta una”.
El tiempo volaba, pero las prendas se compusieron y probaron, ajustaron y quedaron listas para su costura, aunque de esta parte lamentamos no tener fotos que publicar (lo que ocurre en los talleres de costura histórica de SIAH, se queda en los talleres de costura histórica de SIAH… )
Y la jornada llegó a su fin. Los asistentes se llevaron faena para su casa y, espero, la sensación de que no es taaaaan complicado como parecía en un primer momento: paciencia y atención al detalle, eso es todo.
Espero que os haya gustado, espero que lo podamos repetir y ¡espero que os animéis a participar en el próximo taller!